18 octubre 2011

Del sábado por la noche

Aquí estoy, tal cual, de aspecto desaliñado, dejando en el armario el disfraz que de lunes a viernes me sirve de fachada, barba de tres o cuatro días, una gorra color camello, jeans rotos, las viejas botas crucero que han estado conmigo desde hace trece años, los lentes obscuros que disimulan unas ojeras dignas del mítico personaje de Bram Stoker y como tal el corazón atravesado por una estaca.

Cinco días de sonrisas, saludos, llamadas telefónicas y esa carretera que se extiende y se antoja interminable, cinco días desperdiciados, cinco días que no te tengo.

Recuerdo tu cabello sobre la almohada, un sorbo más de razonamiento, suena y vuelve a sonar esa vieja canción que me hace recordar la primera vez que te vi, humedezco tu imagen en un vaso de whiskey (como si se tratara de la ostia durante la comunión), me reanimo, me tomo la vida a sorbos como un café.

Es sábado, por la noche me refugiare en la cantina más vieja del lugar y recordare una vez más los motivos por los cuales te fuiste de este pueblo de mierda (así solías llamar todo lo relacionado con esta vieja ciudad).

Es de noche y las estrellas asemejan velas se que se mueven al compás del viento, hay gritos mudos que salen de las ventanas, coladeras que rompen la monotonía del suelo, arranques infructuosos de amantes frustrados, esta no es la vida que soñamos, no es la vida que te robaste, es la vida vacía de luz, de alegrías, de sueños  que redunda en tristeza, desencanto y lágrimas, donde cada día es un temporal de truenos, granizo y resequedad espiritual.

Aún quedan un par de meses en el calendario, quizás pueda curarme, y quizás, se abra el cielo, el aire circule por mis pulmones, el cabello deje de estar lleno de lluvia, la herida cicatrize y aunque tenga que llevarla toda la vida solo serás un mal recuerdo y al fin la amargura que dejaste aquí, sea tu amargura.

Y que pare el dolor.

14 octubre 2011

De la vieja radio

 Siempre me he preguntado como se escucharia la radio allá en los 40's, 50's y 60's, asi que me dí a la tarea de buscar anuncios radiofonicos de dichas épocas y tratar de recrearlo.

La arqui tiene razón, tengo un alma vieja.

Escucha aquí

07 octubre 2011

De los viejos cassettes

Estoy seguro que cualquiera que me conozca sabrá que soy un melómano y también sabrá las cantidades de cassettes que grabé durante casi veinte años.

Cientos de colecciones personalizadas de música, desde el suave acorde de un violín de alguna sinfonía o sonata de Beethoven o Mozart hasta el solo de batería mas prendido interpretado por Keith Moon pasando por la introspectiva de Roger Waters al cuestionar todo el sistema al afirmar que de cualquier manera todos seriamos un ladrillo mas en la pared y así podría citar miles de canciones que de una u otra forma han moldeado mi gusto musical.

Volviendo al tema, realizar esas colecciones en la época de hacerlo con cassettes, era prácticamente artesanal, conseguir los discos con los cuates, poniéndolos y quitándolos, medir tiempos por lado para no cortar ninguna canción a la mitad, que la pausa no fuera superior a un par de segundos, vigilando que el volumen no se saturara, pero sobre todo, cuidando que las canciones tuvieran correspondencia entre si, mezclando todos estos aspectos podía lograr una grabación de mediana calidad. por muy buena cinta que hubiera adquirido en el mercado Roberto Cabral Del Hoyo, mejor conocido como "la fayuca", el cual se convirtió en el paseo dominical por excelencia para muchos de mi generación.

Volviendo al tema, por lo regular dicha grabación tenía un objetivo particular, desde el volar escuchándolos en un walkman o en la vieja grabadora que tenía en mi cuarto mientras realizaba mis tareas, hasta regalarlo al objeto del afecto, en cuyo caso volcaba toda mi vena romántica en canciones como "somebody" de Depeche Mode o "take my breath away" de Berlin esperando a cambio un "si" o un beso que recompensara las horas que me llevaba realizar dicha recopilación.

En la mayoría de las veces desarrollaba cuentos donde la música era el hilo conductor de la trama, de esta manera Judas Priest y su "you've got another thing coming" era un himno de batalla, donde los más aptos dominaban, sin importar si eran buenos o malos, en otras ocasiones escribía historias de amores imposibles y desesperados (aquí abro un paréntesis y pregunto ¿Por qué los amores imposibles son los que más disfrutamos?, cierro el paréntesis) en las que Alannah Miles y su "lover of mine" ponía el escenario perfecto para el encuentro furtivo en que el amante proscrito podía estar con la dueña de sus, ejem, erecciones.
 
Al final del proceso creativo tenía en mis manos un cassette que era más un tipo de mensaje subliminal, dirigido a quien fuera que lo escuchara.

Hoy con todos los procesos digitales y las capacidades de los modernos reproductores de música atrás quedaron este tipo de "hazañas", lo que no ha cambiado es el hecho de disfrutar al máximo las notas que han hecho de mi vida un soundtrack.