El viernes decidí darme un respiro de este lugar e ir a la ciudad de México.
No sé por qué motivo el ir a esa vieja y conflictiva urbe me hace sentir tan vivo, cargar pilas y no necesariamente tengo que ir al antro de moda, al nuevo "mall" o la colonia condesa, me basta con caminar en esas calles viejas que han visto pasar miles de gentes, esas calles tan cargadas de historias de esas que se escriben en los libros y de esas que se escriben en la memoria de quienes las viven.
Para variar fuí a mi lugar favorito, el que me basta visitar para recargar pilas, el viejo castillo de Chapultepec.
Desde niño he sentido una especial atracción a este lugar tan lleno de historia (haciendo a un lado si los niños héroes es una chaquetota mental que nos siguen vendiendo como gesta heroica, yo pienso que un grupo de patriotas mal armados le hizo frente a unos gringos gandallas e hijos de puta), tan lleno de historia y en lo personal tan cargado de recuerdos.
El plus de esta visita fue el llevar a mis cachorros y a la arquitecta (ella siente la misma pasión que yo por lugares históricos).
Enseñarles a los hijos el amor por la historia, las visitas a museos, que lean y que sean cultos siempre ha sido uno de mis objetivos y parece que las cosas van por buen camino.
¿Vieja ciudad de México, que embrujo ejerces en mi que siempre vuelvo a tus calles, a retomar ese romance que hemos sostenido desde la primera vez que te ví?, la respuesta la dejo en el aire, pero seguro nos veremos pronto.
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