Siempre he escrito a base de frases sueltas, sin aparente relación entre ellas, como si fueran piezas de un rompecabezas que no se puede completar, esas frases sueltas dicen más que mil textos completos y en perfecta coordinación, a que me refiero con esto, que esa es mi verdadera forma de ser, sin estar en relación con mi movimiento anterior, es como conducir de manera errática, desde niño (hace ya muchos años) me dí cuenta que necesitaba coordinar mi siguiente movimiento para que fuera coherente con el que acababa de hacer, así fue como poco a poco me fui convirtiendo en una persona observadora y analítica, tratando de integrarme en el entorno (tal como cuando intentas incorporarte a un carril del boulevard, esperando que se abra un espacio para meterse y si es el carril de alta velocidad mejor), así es como me fui fabricando una máscara de cinismo y sarcasmo que se convirtió en la forma de vida más cómoda, ya que evitaba que los demás se dieran cuenta de lo que realmente pensaba y/o deseaba.
A pesar de el esfuerzo realizado nunca deje de escribir frases sueltas, de hecho siempre que reviso la agenda escribo una frase suelta, lo primero que me viene a la mente, perdón, me desvío del tema, retomando, con el paso de los años (quedamos que son muchos), me descubrí una noche de noviembre escribiendo en una red social cosas que no quería escribir, un sin fin de doble sentido y de estupideces, fue ahí donde recapacite, no tengo necesidad ya de ser coherente, no quiero encajar en el entorno, no quiero recibir la aprobación de los demás, me canse de analizar mis movimientos y hacerlos coherentes, total de alguna forma o de otra sigo siendo incoherente o desaprobado por los demás, así que prefiero ser un montón de piezas dispersas que un cuadro inentendible y criticable.